UNA CIUDAD LLENA DE MÚSICA
Hoy toca viajar hasta la ciudad que vio nacer al niño prodigio de la música clásica, Mozart, y a esa famosa familia de cantantes que tuvo que huir de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, la familia Trapp.
Salzburgo. Esta bella y señorial ciudad de los Alpes austriacos es el segundo destino turístico de Austria, por detrás de Viena. La localidad, apodada “la Roma de los Alpes” por la cantidad de edificios barrocos que posee, fue construida en un punto estratégico del río Salzach, a su paso entre dos grandes colinas. En la antigüedad, la prosperidad económica de Salzburgo dependía en buena medida de los ingresos obtenidos de la explotación de las salinas cercanas. De hecho, fue la sal (salz, en alemán) la que dio nombre a la ciudad.
En cuanto a lugares para visitar, Salzburgo se divide en tres zonas de interés: el casco antiguo, la margen derecha del río y la fortaleza Hohensalzburg.
El casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997, alberga numerosas iglesias, calles y rincones por los que merece la pena perderse. Para empezar el paseo os recomiendo la calle Getreidegasse, una de las más comerciales de la zona. En esta calle se encuentra la casa natal de Mozart, ahora convertida en un museo donde se puede ver, entre otras cosas, su primer violín. Muchas de las casas de esta calle son sedes de antiguos gremios medievales de artesanos y comerciantes, por lo que aún conservan en sus fachadas los carteles de forja típicos de los establecimientos medievales. Callejeando, se llega a la plaza de la Catedral, de estilo barroco. Otras de las plazas que hay que ver son la de la Residenz, con el palacio de los príncipes-arzobispos de Salzburgo; la plaza Mozart, con una estatua del compositor que le da nombre; y la plaza del Mercado.
En la orilla derecha del Salzach son de obligada visita el palacio Mirabell, construcción de principios del siglo XVII en cuyos impresionantes jardines se rodaron parte de las escenas de Sonrisas y lágrimas; la plaza Makart, dominada por la iglesia de la Santísima Trinidad y en la que también vivió Mozart durante unos años, y el monte Kapuzinerberg.
El castillo Hohensalzburg, construido sobre la colina del Fraile, es el símbolo de la ciudad y una de las mayores edificaciones defensivas en el norte de los Alpes. Se puede acceder a él a pie, por una cuesta que va desde una plaza del Casco, o mediante un funicular. Desde el mirador de la fortaleza, la vista panorámica de Salzburgo es inmejorable.
Los amantes de la música deberían visitar la ciudad en julio y agosto, ya que en estos meses tiene lugar el Festival de Verano de Salzburgo, considerado por muchos especialistas como el evento cultural más influyente del planeta en cuanto a música, ópera y teatro.
Al terminar la jornada, lo mejor es tumbarse en la hierba de la orilla del río, relajarse y disfrutar de las montañas y del paisaje de esta ciudad mecida por la música.
Aquí os dejo algunas direcciones de interés:
Marta Pérez
2 comentarios
Juandi Mora -
Buen post Marta ^^.
Elena Capapé -
Un saludo, Marta.