Zaragoza es una de las ciudades más bonitas para vivir. Tiene todo lo que hay en una ciudad grande y mucho más. Hospitalidad y nobleza son algunos de los adjetivos con los que definen a sus gentes aquellos que pasan unos días en la ciudad. Sin embargo, todos tenemos en nuestra mente una ciudad en la que no nos importaría vivir en caso de tener que abandonar nuestra tierra. En mi caso, esa ciudad por la que siento un cariño especial es Sevilla.
Muchos españoles no están de acuerdo con el tópico de los toros y las sevillanas, es cierto, España tiene muchas más cosas interesantes por descubrir. En cambio, hay que reconocer que el arte de esa tierra es una de las cosas que más atrae en el extranjero, y como españoles, también nos podemos sentir orgullosos de ello.
Dicho esto, vamos a hacer un pequeño recorrido por la ciudad, digo pequeño porque resultaría imposible hablar de cada uno de los monumentos y bellos rincones que esconde Sevilla. Así, nos montamos en una calesa tirada por hermosos caballos e iniciamos nuestro particular viaje.
Partiendo desde la majestuosa Plaza de España, con un rincón reservado a cada provincia española, atravesamos el vasto Parque de María Luisa. Si hablamos de edificios, no podemos dejar de visitar la Catedral de Santa María. Y, ya que estamos ahí, es obligatorio subir a la cima de la Giralda (97´5 m.), aunque nos cueste sudor y lágrimas, o bien nos arrepentiremos de habernos perdido una estupenda vista de pájaro de la capital hispalense. A continuación, para descansar y relajarnos, podemos dar un agradable paseo por los jardines de los Reales Alcázares, dignos de admiración.
De camino al Guadalquivir, hacemos una paradita para observar la Plaza de toros de la Maestranza, cuya puerta grande es el sueño de todos los toreros de España. Y llegamos a la Torre del Oro, que custodia el Guadalquivir, como cuando recibía el oro llegado de las Indias. Nos disponemos a cruzar el puente de Triana, uno de los numerosos puentes que atraviesan el Guadalquivir, y que da nombre al barrio más famoso de la capital andaluza. Triana constituye la esencia de Sevilla, derrocha arte por los cuatro costados. En cada rincón se respira aroma a fiesta, a sentimiento flamenco y devoción cristiana. Esto se percibe más que nunca en Semana Santa, fecha tachada en el calendario laboral, pues se reserva a rendir culto a la Virgen de la Macarena, Triana y el Cristo del Gran Poder, entre otros. Cerca de Triana encontramos lo que queda de la Exposición Universal de 1992 en la Isla de la Cartuja, nada comparable con los magníficos edificios que albergaron la Exposición Iberoamericana de 1929.
Abril es otro mes subrayado en el almanaque. Por todos conocida, la Feria de Abril es un acontecimiento cubierto de luz, con más de 400.000 bombillas, color, gracias a los trajes de sevillana, y música, pues no hay rincón o caseta en la que no suene una sevillana.
Con este mínimo recorrido por la capital andaluza espero haber despertado vuestra curiosidad. No dejéis de visitar esta ciudad, y no sólo por su belleza, sino también por su gente. Resulta envidiable la filosofía de vida de los andaluces, y en particular de los sevillanos, para quienes la vida es un ratito que hay que disfrutar.
Trabaja para vivir, no vivas para trabajar…….Carpe Diem……….
Aquí os dejo algunas direcciones de páginas web que os servirán de ayuda para planificar vuestro viaje:
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Nos vemos en Sevilla…
Bea